Decía Nietzsche de manera muy acertada: “sin música, la vida sería un error” y es quizás por ello que, sin importar cuántas veces nuestros pequeños nos hagan cantar una canción, siempre disfrutaremos hacerlo. ¿Cuántas veces han cantado ya La manzana se pasea? ¿1.500 veces, quizás? ¿O más?
La manzana se pasea es una de las rimas tradicionales más conocidas por todos, que habla sobre el paseo de una manzana y lo peligroso que puede resultar picarla con un cuchillo. Claro está que, como bien concluye esta rima, un beso y un pastel de la abuelita es capaz de curar cualquier mal, incluso una cortada. Comencemos a crear lazos, enseñar ritmos, ejemplificar acciones, jugar, y dar valor a la voz a través de este maravilloso patrimonio de la expresión oral que, sin lugar a dudas, nos traerá a los grandes un pedacito de nuestra infancia.
Por cierto, si prestamos atención a las ilustraciones, descubriremos que los pollitos que aquí persiguen a la manzana, tenedor y cuchillo en mano, fueron ayudados por Gerald Espinoza a salir de la protección de su mamá en Los pollitos dicen -también ilustrado por él- para saciar su hambre con esta rica fruta.
Esta sencilla y golosa rima tradicional narra el paseo de la manzana y los peligros de picarla con cuchillo. Menos mal que las abuelitas pueden curar todo con besos y un pastel. La musicalidad del texto al pequeño lector con las coloridas ilustraciones de los pollitos hambrientos de Gerald Espinoza.