Para el escritor e ilustrador alemán, Sebastian Meschenmoser, no hicieron falta muchas palabras para dejar en evidencia, de la mano del señor Pug, el valor y la felicidad que representan los pequeños detalles del día a día.
Ese mediodía el señor Pug no estaba tan seguro de querer levantarse de la cama -y sí, era mediodía y seguía durmiendo-. Tratando de ignorar su pereza y mal humor, llegó a la cocina y se percató de que no había cereal ni leche. Una muy mala señal, sin lugar a dudas. Abrió la puerta y encontró su periódico mojado por la lluvia. Nada podía ser peor. Todo parecía indicar que salir de la cama no fue una buena idea. Pero de repente recibe una inesperada visita...
El señor Pug llega para enseñarnos a niños y adultos que la felicidad no requiere de adornos, es más, ni siquiera está en lo material. Y es que a veces todo lo que necesitamos es cariño, atención y comer nuestro cereal preferido. Un cuento para niños y adultos que nos hará reflexionar.
Un bello libro es esta historia de un día común y corriente en la vida de un perro, de cara chata, con una suerte de gesto de tedio, pesado, pachorrudo y perezoso, que se despierta tarde y comienza una jornada, cerca de las doce y entre somnolencias, de variadas sorpresas e invocación de deseos.