Mr. Muffin era el señor más limpio y aseado de todo el mundo. Desayunaba dentro de una bañera llena de litros de agua hirviente y burbujeante, se cepillaba uno a uno los dientes y antes de salir sumergía la cabeza en un cubo de colonia. Para variar, trabajaba en una fábrica de productos de limpieza y sabía todo sobre ellos.
Sin embargo, a pesar de eso, era una máquina de atraer sucio, “… algo así como un aspirador humano. Por donde quiera que pasase, la mugre salía disparada hacia él como si tuviera misteriosas propiedades magnéticas”. Al final del día aparecían cucarachas muertas en sus bolsillos, sus uñas estaban negras, entre los dedos de los pies salían telarañas, pelusas bajo su bigote, etc. De dónde salía tanto sucio era un misterio. Sólo los gatos toleraban su olor a pescado podrido.
En el transcurso de su vida apestosa y solitaria, llega a su puerta una niña llamada Emma. Dice ser su sobrina (aunque él no tiene hermanos) e insiste quedarse con él. A partir de aquí, la vida del Tío Muffin dará un giro completo, tendrá que enfrentar sus temores (adquiridos durante su niñez) y aprender a disfrutar de la vida. ¿Será que el mal olor y sus miedos están relacionados?
Mr. Muffin lo ha probado todo para librarse del mal olor que le persigue, desde bañarse con agua hirviendo hasta sumergir la cabeza en un cubo de perfume. Sin embargo, el pobre parece atraer la porquería como un aspirador humano, así que lleva una vida solitaria llena de jabón y aburrimiento. O al menos así es hasta que un buen día se presenta en su puerta Emma, una niña misteriosa que asegura ser su sobrina y que pretende ayudarle a librarse de su apestoso aroma... y de su miedo a vivir la vida.
XV Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, 2018
White Ravens, 2018
Lista de Honor OEPLI (Organización Española para el Libro Infantil y Juvenil), 2018