Cuenta la leyenda que los cocuyos eran distintos. Su color negro y la luz que tienen en la cola se debe a que una vez, uno de ellos, buscando rejuvenecer con el fuego para enamorar a una Mora, se quemó completo y en su cola quedó una chispita que nunca pudo apagar.
Todo comienza en su camino a visitar a unos familiares. El Cocuyo se encuentra con una vieja Mora que le pide casarse con ella. Pero él le responde que ella es vieja, deshojada y encorvada, y que nunca se casarían. Sin embargo, al regreso, pasando por los mismos paisajes que dejó de ida, se encuentra con la misma mora renovada, llena de hojas, rejuvenecida y floreada. ¿Cómo pasó esto? Unos cazadores le prendieron fuego y con el fuego se volvió joven y bella. Entonces, el Cocuyo, buscando ser joven como ella para enamorarla, se echa a la candela y se quema.
Este cuento de la Etnia Pemón fue recopilado por un fraile capuchino, periodista y escritor venezolano que convivió con este grupo indígina del sur de Venezuela y desarrolló el primer diccionario de la Lengua Pemón.
En un largo viaje, el Cocuyo conoce a la vieja Mora, quien le pide que se case con ella. Pero el Cocuyo no quiere enamorarse de una Mora tan vieja y deshojada. Pasado el tiempo, se reencuentran: la Mora es ahora hermosa y el Cocuyo se arrepiente de su decisión. Este cuento pemón sobre el amor no correspondido explica el origen de la luz de los cocuyos.