La palabra “tolerancia” pareciera resonar con mayor fuerza en estos días en los que la “diversidad” comienza a ser parte de la cotidianidad. Sin embargo, todavía existen rastros de ese miedo que surge al enfrentarse cara a cara con diferencias que se nos hacen extrañas pero que si aprendemos a respetar, no afectan la convivencia y hasta nos enriquecen como personas y como sociedad.
De esto precisamente nos habla Mi amor. Es imposible no enamorarse de este curioso personaje con pelos de perro y cabeza de puerco. Y es que es tan extraño que ni él mismo sabe qué es. Lo confunden con un gato barrigón, con un mono, una paloma, un león y cualquier animal que se pueda imaginar. Pero un día aparece otro personaje igual de extraño que él. “ Hola, ¡qué lindos pelos!”, le dice. “¿Y tú no quieres saber quién soy?”, pregunta asombrado. “Tú eres mi amor”. Cuando no juzgamos, las diferencias pasan a segundo plano y sólo queda lo que verdaderamente representamos para los demás.
Yo no soy un gato ni un perro ni un león, y todos me confunden con un mono, una rata o un topo. Yo tampoco sé bien qué soy. ¿Alguien lo sabrá?
Beatrice Alemagna
Premio Memorial Astrid Lindgren (ALMA), 2017-2016-2015-2014.
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