Hubo un día en el que Chigüiro sintió ganas de irse de su casa. Su Ata lo regañó porque hizo varias cosas que la hicieron molestar. “Me voy lejos, a donde nadie me regañe”, le dijo y se fue. En su camino se encontró con varios amigos: Vaca, Tortuga y Oso. Aunque con cada uno de ellos lo pasó bien, Vaca no sabía hacer la tortilla como Ata ni Tortuga contar cuentos, y la hamaca de Oso era muy incómoda para dormir. Así que se fue hasta llegar nuevamente a casa de Ata donde ella lo estaba esperando con una rica tortilla, luego le contó muchos cuentos y finalmente lo acostó en su cama y lo acompañó hasta que se durmió. Definitivamente, no hay lugar como nuestro hogar.
¿Quién no ha escuchado la típica frase: “mamá, me quiero ir a casa de mi amigo porque allá es más divertido y su mamá no nos regaña”? Y es que llega un momento en el que nuestros niños comienzan a comparar lo que ven afuera con la disciplina y la rutina de sus casas; ellos crecen, el tiempo pasa, nuestros defectos son más obvios para ellos y las reglas de mamá y papá comienzan a ser una molestia. Y aunque muchas veces podemos sentirnos preocupados frente a esta situación, la realidad es que después de cada crisis basta con reírnos un rato, jugar y merendar juntos para que todo vuelva a la normalidad y seamos felices otra vez.
Ivar Da Coll, reconocido escritor e ilustrador colombiano, nos regala esta saga de Chigüiro, en la que presenta de una manera sincera y sencilla anécdotas de la vida cotidiana. Y en esta oportunidad nos hará sentir agradecidos por nuestra familia.
A Chigüiro no le gusta que la abuela lo regañe, así que se va de la casa a donde nadie lo moleste. Chigüiro visita a todos sus amigos, hasta comprender que nunca estará tan bien como en su propia casa.
Ivar Da Coll
Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil por el conjunto de su obra, 2014.
Nominado para el Premio Hans Christian Andersen, 1999.
Seleccionado para la Lista de Honor de IBBY.