Ellos comían, viajaban y se modernizaban mientras ellas recolectaban comida y criaban a la prole. Pero los bonobos no aceptaban que las bonobas también pudiesen aprender y evolucionar. Un día las bonobas se cansaron y decidieron actuar.
La historia de los bonobos con gafas es un libro que habla de igualdad. Forma parte de la colección A favor de las niñas creada en Italia por Adela Turin y Nella Bosnia con el objetivo de reivindicar los derechos de las mujeres a través de la literatura infantil. Y es un libro necesario. Los valores se aprenden en la infancia y los libros son una herramienta maravillosa para enseñar a nuestros niños a visualizar el mundo que queremos; para ilustrarles los errores que debemos corregir y que no queremos repetir; para darles la oportunidad de discernir entre el bien y el mal.
Así que esta es la historia de la tribu de los bonobos. Estos chimpancés pigmeos vivían en un bosque frondoso. Pasaban todo el día en sus ramas mascando frutos, bayas y semillas que las bonobas recogían para ellos y para las crías. Un día, aburridos de hacer siempre lo mismo, envían a un pequeño grupo a estudiar inglés. Los cuatro afortunados regresan al tiempo con maletas y gafas y, a todo aquel que aprendiera las palabras que ellos enseñaban en inglés, les regalaban un par de gafas. Bueno, no a todos. Las bonobas no podían formar parte de esto ni eran dignas de ganarse las gafas. Y aunque de tanto escuchar las palabras, ya se las habían aprendido, no les permitían quitarse el pañuelo que por tradición llevaban para podérselas poner. Ellas debían ocuparse exclusivamente de la recolección de frutos para los demás.
Cansadas de esta situación, las bonobas tomaron a sus crías y se mudaron a otro bosquecillo que convirtieron en su hogar y en donde hacían sólo lo que disfrutaban hacer. Algunas cultivaban flores, otras plantaron hierbas aromáticas, otras hicieron instrumentos musicales y hasta fabricaron paraguas. Desde entonces, los bonobos tuvieron que bajar de sus ramas para buscar ellos mismos sus alimentos.
Ellos comían, viajaban y se modernizaban mientras ellas recolectaban comida y criaban a la prole. Pero los bonobos no aceptaban que las bonobas también pudiesen aprender y evolucionar. Un día las bonobas se cansaron y decidieron actuar.