Días de clase

El abuelo de Álvaro ha intentado cazar un elefante. El vecino de Beatriz tiene un perro que va a la compra, hace la comida y cuida de su dueño, que es un poco despistado; y el perro Sol, el cerdito Urano y la tórtola Torta se han hecho amigos gracias a un cazador al que le gustan mucho los animales... Para Rodrigo, Noemí, Beatriz, Álvaro, Damián y los demás, los días de clase son una aventura... solo tienen que escuchar.

En una realidad en la que los correos electrónicos y los mensajes de texto han ganado notoria prioridad frente a la comunicación verbal, Días de clase es un libro plausible y necesario. Sus páginas están repletas de historias sencillas, llenas de imaginación y de valores, en las que resaltan la importancia de escuchar al otro, de divertirse juntos y de aprender contando historias.

Doce historias son narradas en el aula de un colegio, en su mayoría, por los niños de un aula. Ellos nos cuentan algún relato que escucharon de sus mayores o que inventaron en el momento. El autor, de manera magistral y con un ingenioso sentido del humor, cuela entre cuento y cuento temas como el respeto, el amor a la naturaleza y a los animales, el compañerismo, el importante uso de la inteligencia versus la fuerza y, lo maravilloso de crear espacios de comunicación entre personas. Días de clase resalta, sin duda, el poder que tienen los cuentos y la voz. Y es que nada superará nunca la magia de contar historias en voz alta, dar rienda suelta a la imaginación, compartir con los demás y escuchar en silencio.

“Si uno supiera lo que los otros construyen con lo que uno les dio, se asombraría mucho”, destaca la antropóloga y socióloga Michéle Petit. Quizás es el momento de rescatar esos espacios en familia en los que el silencio envuelve a una voz que nutre de anécdotas nuestra imaginación. Inspirémonos un poco con este maravilloso libro.