“La historia que cuenta este libro sucede en las minas de Cabo Bretón, en Canadá, en 1950”, cuenta la autora en una nota que nos regala al final del libro. Las líneas de esta historia son una especie de homenaje a esos hombres cuyos días pasaban entre las sombras de las minas y el olor a carbón; trabajo que en su momento tuvo gran auge pero cuyas condiciones eran terribles. Familias enteras dedicaron su vida a ello, y los niños hijos de mineros, abandonaban su infancia entre los 10 y 12 años para seguir los pasos de sus padres.
Pueblo frente al mar es una bellísima historia narrada por un niño que vive en un pueblo minero con vista al mar. Página a página conoceremos cómo transcurre su día, los sonidos que lo acompañan, la vista al mar desde su casa, cómo juega con sus amigos, el olor de la comida de su madre, la vida del pueblo, el sol y la ansiada espera del regreso de su padre a casa y a salvo. Todo esto en contraposición con páginas oscuras que nos involucran con el trabajo diario de los mineros. “Y bajo ese mar está mi padre. En la oscura galería, cava y saca carbón”, recuerda siempre, piensa todo el día. Algún día le tocará a él hacer lo mismo.
Una historia bellísima y sencilla, con gran carga emocional.
Un niño despierta una clara mañana y mira el mar. Es un día de verano como tantos otros. Juega con un amigo, camina hasta la tienda del pueblo, visita la tumba de su abuelo. Pero mientras las horas pasan, sus pensamientos van una y otra vez hacia su padre que trabaja en las minas de carbón, allí mismo, bajo el mar. Una historia contada con pocas palabras e imágenes de enorme belleza que van y vienen, como los pensamientos del niño, entre la luz del sol y del mar, y la oscuridad de las minas de carbón.
Kate Greenaway Medal, 2018
Canadian Children’s Literature Award, 2018
Lillian Shepherd Award for Excellence in Illustration, 2018
New York Rights Fair, 2018