Hay un momento, entre los dos y los tres años, unas veces antes, o un poco después, en los que los niños quieren hacer “cosas de niño grande”, y no caben de orgullo cuando lo logran. Pero a veces también quieren seguir siendo bebés, quieren que su mamá o su papá sigan haciendo las cosas por ellos, y eso está bien también ¡al fin y al cabo siguen siendo chiquitos! En Soy grande, soy pequeño ellos se van a sentir 100% identificados.
Matías muchas veces se siente grande: cuando se abotona la camisa, cuando recuerda llevar los libros al colegio, cuando juega con su hermanita y cuando se sirve el desayuno antes de que todos despierten. Pero también hay ocasiones en las que se siente pequeño: cuando mamá lo castiga, cuando moja la cama, cuando no alcanza el botón del ascensor y cuando se pierde en el supermercado. A lo largo de todos estos cambios que implican crecer, y en el apuro de querer sentirse grande, Matías descubre que a veces es bueno ser pequeño. ¿Cuándo? Cuando al quedarse dormido papá lo lleva hasta la cama, por ejemplo. Sin duda los cariños, apurruños y consentimientos de mamá y papá serán eternos.
Algunas veces, Matías se siente grande: cuando puede amarrarse las trenzas de los zapatos y abotonarse la camisa él solo. Pero otras veces se siente pequeño: cuando moja la cama en la noche o se pierde en el supermercado. Aunque casi siempre prefiere ser grande, hay ocasiones en que a Matías también le gusta sentirse pequeño.