Se acerca la hora de dormir y sólo pensamos en esas recurrentes noches de alboroto, en las que para los niños pararse infinidad de veces de la cama, con cualquier creativa excusa, pareciera convertirse en rutina. Pero, ¡mantengamos la calma! Falta poco para que verdaderamente se duerman.
Andrés y Juliana, una vez acostados, tratan de huir de una fastidioso mosquito que zumba y los quiere picar. Al no lograr esconderse de él salen por la ventana y entran a la selva en busca de ayuda, pero todos los animales duermen. Ya de regreso a casa, un sapo sentado en la ventana, saca su lengua y ¡glup! Ya no hay más excusas. Ha llegado la hora de descansar.
Este cuento, escrito con divertidas rimas, está ambientado impecablemente con ilustraciones que evocan a la perfección una selva oscura y llena de animales -con un estilo que quizás rememore un poco el arte ingenuo-. El mosquito zumbador, además de ser una historia original y entretenida, servirá para jugar con onomatopeyas que zzzzzzzzzzz seguro nos harán pasar un rato muy agradable.
Andrés y Juliana se han ido a acostar. El sueño va llegando poco a poco cuando de pronto, ¡qué fastidio!, aparece un mosquito que quiere zumbar y picar. Para librarse del intruso, los niños huyen en la noche hacia los maravillosos escenarios de la selva pero, ¡qué va!, los mosquitos no se dan por vencidos tan fácilmente.