Un pequeño colegio está ocupado por los estudiantes y desde entonces todo parece haber cambiado: las aulas, el patio y hasta los mismos alumnos, entre ellos Nicolás –el mejor portero del equipo de fútbol–, que escribe en su cuaderno un diario de la toma. Esta atractiva novela ilustrada se desarrolla en los vibrantes comienzos de la Revolución pingüina, revuelta estudiantil chilena del año 2006.
La Revolución Pingüina nace en Chile en 2006 liderada por estudiantes que exigían cambios en el sistema educativo; entre ellos calidad y gratuidad. Su nombre se debe al color de los uniformes, blanco y azul oscuro (casi negro), de los cientos de estudiantes que salieron a las calles a marchar y que tomaron sus aulas de clases en señal de protesta. Es así como estos hechos reales y los apuntes que tomara la autora en su visita a uno de los colegios en toma, dieron vida a una historia ficticia que plantea a sus lectores la importancia del compromiso político.
Al sur de La Alameda narra dos historias que poco a poco se irán entrelazando. Una es narrada por medio de las ilustraciones y cuenta todo lo que ve una anciana desde su ventana a través de sus binoculares. Ella es testigo de la toma de un colegio que está ubicado al sur de La Alameda en Santiago de Chile. La otra historia nos la cuenta Nicolás, uno de los estudiantes que ha tomado el colegio y quien escribe en su diario los detalles de lo que acontece durante los siete días de toma. A lo largo de estas líneas seremos testigos de cómo Nicolás, quien en principio no se sentía atraído por las ideas de sus compañeros, poco a poco toma conciencia sobre la importancia de participar, de exigir, de luchar, de resistir.
“¿Busca decirles algo a los jóvenes?”, le preguntaron a la Lola Larra en una entrevista. “Quería contarles una buena historia a los lectores, es a lo que siempre aspiro cuando escribo. Una historia que los entretenga y que también los interpele. Y también quería hacer un homenaje a la valentía de los pingüinos de 2006. Me parece que lo que hicieron fue asombroso: gracias a esos jóvenes de 13 y 14 años todo un país entendió que las cosas no estaban bien, que había que cambiar profundamente la educación en Chile y que el bien común era algo de lo que no podíamos prescindir”.
Un pequeño colegio está ocupado por los estudiantes y desde entonces todo parece haber cambiado: las aulas, el patio y hasta los mismos alumnos, entre ellos Nicolás –el mejor portero del equipo de fútbol–, que escribe en su cuaderno un diario de la toma. Esta atractiva novela ilustrada se desarrolla en los vibrantes comienzos de la Revolución pingüina, revuelta estudiantil chilena del año 2006.
Lista de Honor IBBY, 2018.
Premio Fundación Cuatrogatos, 2015.
Los Mejores del Banco del Libro, 2015.
Mejor novela juvenil de 2014 por Babelia.
Premio a la Edición de la Cámara Chilena del Libro, 2014.
White Ravens, 2014.