SOS Televisión nos cuenta el día a día de una familia –papá, mamá e hijo– que gira en torno a la televisión instalada en el salón. Papá es fanático del deporte y no se pierde la transmisión de ningún partido; mamá no puede dejar de ver los capítulos de su novela preferida; y Silvio, su hijo, pasa horas viendo dibujos animados. Incluso durante la cena tienen prendido el televisor hasta que un día… ¡BUM! ¡Consternación general! Se daña el televisor. La familia Domínguez rápidamente llama al SOS Televisión, pero mientras llega el técnico, esta crisis los ayuda a reencontrarse como familia y redescubrir gustos que aún existen pero que tenían olvidados.
Esta breve historia de Germano Zullo con maravillosas ilustraciones de Albertine parece ser una crítica a nuestra realidad. La verdad es que es muy factible que ninguna de nuestras familias estén aisladas de este boom de pantallas y aparatos electrónicos que tanto nos ayudan a distraer a nuestros pequeños. Y es que muchas veces son nuestra salvación frente a los berrinches o la mejor manera de mantenerlos tranquilos. Pero como todo, debemos cuidarnos de no abusar de ellos porque, aunque requiera de mayor esfuerzo por parte de nosotros, afuera, en el parque, en la calle, en el campo hay un mundo entero por descubrir, un sin fin de juegos por inventar y una infinidad de libros de los cuales aprender y disfrutar. ¡Miremos menos las pantallas y veámonos más a las caras!
La familia Domínguez se queda estupefacta cuando su atracción principal, la televisión, se estropea. ¡Consternación general! ¿Qué podrían hacer mientras llega el técnico de reparación? Un libro que desborda humor e inteligencia. Cuando la pantalla se apaga, el círculo de la familia se enciende.